Las naftas quedaron cerca de recuperar el atraso generado por la devaluación

Pese a que la cotización del dólar retrocedió en octubre un 12%, las petroleras volvieron a aumentar la semana pasada el precio de los combustibles, tal como viene sucediendo los primeros días de cada mes. Esta vez quien primero movió la referencia en surtidores fue Axion Energy, la empresa del grupo Bridas, que el viernes incrementó hasta un 7% el precio de las naftas y gasoil. A las cero del sábado de hoy la siguió la anglo-holandesa Shell, ya controlada por la brasileña Raízen, que actualizó sus pizarras con un alza promedio del 4,8% en sus estaciones en la Ciudad de Buenos Aires.

YPF, el mayor jugador del mercado con casi un 60% de participación, optó por moderar la suba en sus pizarras para evitar que la escalada de aumentos siga impactando en la demanda de naftas, que en septiembre cayó por primera vez en al menos cuatro años. La petrolera controlada por el Estado elevó sus precios un 2% en promedio.

Con los nuevos valores, el litro de la nafta súper de Shell trepó hasta los 39,87 pesos,  casi dos pesos y medio más que el precio medio de YPF ($ 37,59) en Capital Federal. Axion, por su parte, aumentó un 5% —hasta los 38,33 pesos— el importe de la gasolina que más consumen los automovilistas.

Cerca de YPF explicaron que con este aumento de las naftas, sus valores quedaron muy cerca de recuperar el atraso cambiario generado por la brusca devaluación del peso del segundo cuatrimestre del año, cuando el dólar saltó de 20 a más de 40 pesos durante algunos días de agosto. En rigor, en la empresa comparan sus números con la paridad de exportación (export parity) que surge como resultante de calcular el valor local menos el descuento por retenciones. Comparado con el precio de importación (import parity), el importe interno de las naftas sigue estando un par de escalones por debajo que la referencia internacional. “Con este tipo de cambio, en el caso de las naftas súper el atraso ronda el 5%”, había explicado hace 10 días el CEO de YPF, Daniel González, desde Nueva York, donde la empresa presentó su nuevo plan estratégico 2019-2023.

La suba escalonada de los precios de los combustibles —que acumulan, con esta remarcación, una suba superior al 70% en el año— deja de manifiesto un acuerdo nunca oficializado entre YPF y el Ministerio de Hacienda, que dirige Nicolás Dujovne. Ese entendimiento verbal prevé que la petrolera que preside Miguel Gutiérrez —y por consiguiente, el resto de las refinadoras—tenga luz verde para mover de forma mensual sus precios, a fin de que en diciembre el importe interno de los combustibles converja nuevamente con los valores del mercado mundial. Para el segmento de naftas, esa cuenta está casi saldada. En el caso del gasoil, aún resta aumentar por lo menos un 7% para recuperar los márgenes pre-devaluatorios, según números que trazan en el sector, por lo que en diciembre habría nuevas subas. En la petrolera aspiran, además, a que el precio internacional del crudo siga a la baja durante noviembre para que el salto de los combustibles en surtidores sea menor.

Para YPF es clave alinear cuanto antes el precio interno del barril de crudo con el internacional para mantener vivo el interés de inversores extranjeros en Vaca Muerta. El gobierno comparte esa visión. “Es difícil que una empresa multinacional quiera invertir en un país donde el petróleo, que es un commodity, valga menos que en todo el mundo”, explicó a PERFIL el director de una petrolera con operaciones en Neuquén.

Dolarizados 

Por eso, por más que el consumo de naftas haya caído en septiembre por primera vez en cuatro años —el despacho de Premium se desplomó un 28%—, las petroleras volvieron a remarcar sus precios, aún cuando eso repercuta, casi con seguridad, en una mayor caída de las ventas de combustibles en el último bimestre del año.

La opción de los privados es clara: prefieren actualizar el precio de los combustibles para volver a dolarizarlos (alinearlos con el mercado internacional) a pesar de que eso implique vender menos combustibles. “La caída del consumo es triste. Pero la industria (petrolera) no va a pesificar (el precio de los combustibles), porque si lo hace será para siempre”, analizó, en clave lúgubre, un ex funcionario del Ministerio de Energía.

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