La llegada de Pablo González a la presidencia de YPF es vista por el sector hidrocarburífero como una maniobra que ‘politizará’ aún más la conducción de la petrolera estatal y que buscará lograr un objetivo político aparentemente claro: ordenar las fuertes disputas gremiales.
La llegada de Pablo González a la presidencia de YPF es vista por el sector hidrocarburífero como una maniobra que ‘politizará’ aún más la conducción de la petrolera estatal y que buscará lograr un objetivo político aparentemente claro: ordenar las fuertes disputas gremiales en los yacimientos petrolíferos de la Patagonia.
“Los competidores y los proveedores neuquinos dicen que González, un santacruceño que proviene de los hidrocarburos tradicionales, le va a prestar mucha menos atención a Vaca Muerta y llegará para resolver algunos problemas políticos relacionados con levantamientos y protestas de los gremios en Chubut y Santa Cruz”, anticipó la periodista Cecilia Bouffet en el programa Verano de Noticias, del canal LN+.
En ese sentido, remarcó que “una muestra de esa transformación es la negociación por los biocombustibles: hay una ley que obliga a las petroleras a tener un corte de biocombustibles en sus naftas, y tradicionalmente YPF compartió una postura en contra porque se encarece los costos y no los dejan producir. ¿Qué hará esta vez? Habrá silencio absoluto y dejará pasar esa ley porque le conviene políticamente al Gobierno”.
La conveniencia política del Ejecutivo nacional pasará en que la ley de biocombustibles beneficiaría a los gobernadores de otras provincias que no producen hidrocarburos, en su mayoría dirigidas por el peronismo, y además daría cierto respiro a una parte del sector agropecuario que se ha visto asfixiado por las últimas medidas restrictivas que perjudicaron sus rentabilidades.
“Muchos creen que la salida de Guillermo Nielsen y la llegada de Pablo González es un giro a la politización de YPF”, señaló Bouffet.
Fuente: mdzol.com
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