Surgieron para los «fierreros», pero se impusieron en el mercado: los combustibles «premium»
El segmento crece con fuerza y representa el 33% de las ventas en las estaciones de servicio. Mayor rendimiento y protección al motor, entre las claves pasaron de ser "de alta gama" a "populares" en muy poco tiempo.
Hoy los consumen motos, automóviles, camiones y hasta la maquinaria agrícola. ¿Cómo lograron instalarse? Cambiaron las preferencias de los usuarios, interesados en proteger el motor y ganar confort al volante.
Ya no son para los «obsesivos» del auto. Tampoco para clientes VIP. Las naftas y gasoil Ultra se consumen tanto en una boca de expendio agrícola de La Banda, en la tranquilidad de Santiago del Estero, como en pleno microcentro porteño.
Lo que empezó como una propuesta para rodados «vip», terminó convirtiéndose en un hábito más de la clase media argentina.
Al punto que los prefieren hasta las motos con menor cilindrada del mercado viejos autos con carburador, todavía en circulación.
¿Los motivos? Perciben mayor rendimiento en el tanque y potencia en las ruedas.
Técnicamente, esto se explica a raíz que las «versiones inteligentes «contienen un paquete de aditivos que reducen las pérdidas por fricción en la cámara de combustión, lo que mejora la eficiencia y brinda protección al motor.
Quiénes saben de esta «elección», además de los automovilistas, son las estaciones de servicio, atentas por satisfacer las necesidades de los consumidores.
A raíz del creciente interés, reacomodaron las instalaciones y arquitectura de las playas de carga, ubicando los surtidores «Premium» como los más visibles y con mejor acceso desde las rutas y calles de ingreso.
También las destilerías de petróleo avanzan en esta dirección, no ajenas a las tendencias globales y locales.
Actualmente, todas las marcas realizan inversiones para tener el diésel y las naftas más selectas «en góndola». En caso de faltantes de producción local, importan desde otras plazas.
Casualidad o no, esta migración de la demanda hacia el segmento de mayor cotización, se da en un contexto en que el parque automotor exige productos más limpios, eficientes y con buena performance al andar.
La «ruptura» se dio primero en los países desarrollados. Pero poco después cruzó el atlántico, pisando tierra firme en nuestro país.
En esta materia, la Argentina es el mejor alumno de las especificaciones que plantean las Normas EURO, aquellas que rigen la calidad técnica y ambiental de los combustibles.
Lo barato sale caro
En la actualidad, aproximadamente un tercio del volumen que se despacha al público –según datos de la Secretaría de Energía de la Nación– son naftas y gasoil grado 3 o ULTRA.
Es una cifra que viene en aumento y sin techo, analiza Carlos Pinto, Gerente de la Cámara de Expendedores de Neuquén (CECNERN).
Es que, desde que llegaron, las entregas directas crecieron en forma constante, tanto que «en algunos locales la venta de ultra supera a la nafta súper». Esto se da en bocas del centro y del interior.
El termómetro de «conocer al cliente», a través de charlas esporádicas durante la carga completa del tanque, permite a Pinto aseverar una primera conclusión sobre el proceso de cambio.
A decir verdad, es más sencilla de lo que parece: «la Premium tiene buena relación precio-calidad».
Con información de primera mano, el operador describe el interés en los surtidores: «La persona que hace un análisis más minucioso nota que el consumo es menor que en la variedad común».
Así justifica que la diferencia de valor en las pizarras termina siendo conveniente para los automovilistas.
«Cuándo hacen la evaluación económica de llenar el tanque se dan cuenta que no afecta al bolsillo porque rinden más».
Incluso el empresario cuenta que, ante la falta de efectivo en la billetera «mucha gente antes de cambiar a la nafta súper ha preferido utilizar otros medios de pago» para seguir adquiriendo la de mayor pureza.
Hace referencia a la expansión de las tarjetas de crédito, impulsadas también por las promociones de los bancos y las agresivas campañas de las petroleras.
Por indicación de los «coach», lo primero que aprende el playero en sus primeros días de formación laboral es a ofrecer la nafta de 98 octanos, por cierto, la más rentable en la cadena de valor.
Energía positiva
Desde el punto de vista químico, José Luis Durán, Gerente de Servicio Técnico de YPF, encuentra varios factores que concluyen en un rendimiento superior del vehículo.
«Cuando nos propusimos diseñar Infinia (nafta Premium de YPF) trabajamos tres conceptos básicos: un motor como nuevo, obtener la máxima potencia, y el cuidado del motor; enumera tres bondades.
Los combustibles se elaboran en las refinerías y desde sus plantas de despacho, ya salen formulados para brindar la máxima eficiencia, performance y protección al motor.
¿Se percibe al volante? Durán deja entrever una respuesta científica «cuánto más limpio el sistema de inyección y menos razonamiento en el cilindro, más energía libera el combustible.»
Seguridad al bolsillo
Los manuales de uso de cualquier cero kilómetro que sale a la calle explicitan la exigencia de abastecerse con naftas o diésel de calidad grado 3.
No es un tema menor, dado que las concesionarias solo aplican las garantías por desperfectos mecánicos cuándo se cumpla este requisito.
Los «profesionales» de los fabricantes también hacen evaluaciones en laboratorios para precisar las sustancias utilizadas por el conductor.
Fuente: IProfesional
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