Vaca Muerta: entre lo posible y lo real – Parte II

Escribe el Dr. Fabián Tobalo, asesor legal de FEC. Presentamos la segunda parte de este interesante artículo.

¿Cuáles son los desafíos que enfrenta el desarrollo productivo de los yacimientos no convencionales existentes en la formación Vaca Muerta?

Si hablamos del Gas, la República Argentina tiene una matriz energética principalmente sustentada en el empleo de gas natural (52% del total de energía primaria para 2015. Informe E.I.A. U.S.) y el mercado doméstico de este insumo es altamente estacional: entre mayo y agosto de cada año el consumo interno de gas se quintuplica por comparación con el resto del año. A ello se suma que el gas natural –a diferencia del petróleo- se puede almacenar muy limitadamente. Su transporte hacia mercados distantes exige un proceso industrial de licuefacción a bajas temperaturas (-160°C). El gas natural licuado (GNL), resultante de dicho proceso, ocupa aproximadamente 600 veces menos volumen que el mismo producto en su estado natural y es en aquella forma que puede enviarse por vía marítima a destinos alejados.

En la actualidad la República Argentina no cuenta con una planta de licuefacción acorde a la capacidad de producción del yacimiento de Vaca Muerta. Su construcción insumiría no menos de cinco años y una considerable inversión (entre U$S3.000,- y U$S5.000,- millones). A ello ha de añadirse la insuficiente capacidad de transporte hacia alguno de los puertos más cercanos (Puerto de Bahía Blanca, Argentina. / Puerto San Vicente, Talcahuano, Chile), lo que supone otras inversiones adicionales.

Cómo están los costos domésticos de producción? Debido a sus particulares condiciones geológicas y complejidad extractiva, la explotación de los yacimientos no convencionales supone costos considerablemente superiores a los de yacimientos petrolíferos convencionales. Solo los elevados precios del petróleo han venido a potenciar el desarrollo tecnológico aplicado a la extracción de petróleo y gas no convencional, lo que en los Estados Unidos, en los últimos años, supuso un cambio radical en el mercado, llevando a ese País a su autoabastecimiento.

Considerando que ese País es el mayor consumidor mundial de petróleo se advierte la importancia potencial de este género de reservas hidrocarburíferas.

Los costos de extracción del gas no convencional, a nivel internacional oscilan entre los U$S 2,50 y 3,00 por millón de BTU (British Thermal Unit, es una unidad de energía equivalente a 257 calorías) cuando los desarrollos domésticos aún se encuentran apenas por debajo de los U$S 5,00 por millón de BTU en costo de extracción. Vaca muerta aún no es una explotación competitiva con miras al mercado internacional, pero llegará a serlo, si el Estado argentino y la volátil macroeconomía local no lo impiden.

Dos razones regulatorias adicionales obstruyen el desarrollo del yacimiento no convencional : 1) La reciente reinterpretación –restrictiva- de la Resolución SE 46/2016 que establecía precios subsidiados para la producción hidrocarburífera de los nuevos desarrollos en Vaca Muerta, que en el caso de Tecpetrol –principal operador- que logró una producción efectiva 17,5 millones de m3/día, el Estado nacional acotó los subsidios al volumen inicialmente estimado por dicha Compañía (8,5 millones de m3/día), es una situación nueva que desalienta los incrementos de producción, y un preocupante cambio de reglas. 2) Consecuente con su tradición regulatoria populista y errática, en nuestro País no es actualmente posible celebrar contratos de exportación de gas sobre base de suministro firme, debido a la prevalencia del mercado doméstico: cualquier faltante que registre el mercado local en época invernal supondrá un incumplimiento de los envíos al mercado externo.

Las importantes inversiones que posibilitarían el desarrollo del mercado exportador de gas natural licuado no se concilian con la necesidad de limitar los envíos internacionales a solo ocho meses del año en que la demanda doméstica de gas es ampliamente excedida por la oferta. Un desarrollo de las reservas de gas natural con sesgo exportador exige considerables inversiones, largos períodos de amortización de capital y la consecuente continuidad en la explotación y envíos del producto.

El mercado chileno: las mismas políticas de populismo energético que provocaron el desplome de la producción hidrocarburífera local, a partir del año 2007 llevaron a suspender los envíos de gas natural a la República de Chile.

Ese incumplimiento llevó al País vecino –lógicamente- a abastecerse de otros proveedores internacionales. A partir de ello, como en otros mercados, recuperar lo perdido supone tiempo y restablecimiento de la confianza. La demanda chilena actual está condicionada por ese historial de incumplimiento. Nada impediría la exportación de gas y su previa licuefacción por puertos del Océano Pacífico hacia el mercado asiático –de alta demanda-, pero eso no ocurrirá hasta tanto la República Argentina se muestre como un proveedor confiable, capaz de asegurar envíos temporáneos y continuos. Estas razones vienen limitando las inversiones en el sector de gas del vasto yacimiento de Vaca Muerta.

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