Expectativa y preocupación por la evolución de los precios de los combustibles

El status quo actual, los cambios en la decisiones del ministerio de Energía y la volatilidad de la cotización del dólar y el petróleo, generan inquietud en las empresas refinadoras y en las estaciones de servicio.

Las compañías petroleras están expectantes con respecto al futuro de los precios de los combustibles. Saben que mientras no haya negociación en contrario está vigente el acuerdo suscripto oportunamente con el ex Ministro de energía y Minería Juan José Aranguren, es cual prevé un incremento del 3% en julio y aumentos mensuales del 3% hasta diciembre. También está prevista la instrumentación de un “barril criollo” como alternativa al precio del crudo Brent de referencia en nuestro país. Este último tiene actualmente un valor de US$ 75,50

Según dichos de fuentes de las empresas petroleras, aún no se han reunido con el nuevo ministro Javier Iguacel para analizar este tema y tomar conocimiento de la impronta que le dará a la cuestión energética y a los hidrocarburos en particular. Coinciden desde las distintas refinadoras en que los precios de los combustibles tienen un atraso de más del 25% y obviamente esperan poder recuperarlo; incluso hacen especial inca pié en que al momento de firmarse el acuerdo con Aranguren, el dólar estaba a $25 y ahora se ubica en torno a los $27,50 pesos, con lo que la situación de las refinadoras ha empeorado.

Lo cierto es que las marchas y contramarchas del gobierno en la cuestión de los precios, ha generado desorientación en todos los sectores directa o indirectamente afectados. En efecto, en el mes de octubre del año pasado se liberaron, pero en mayo del corriente año, ante la escalada cambiaria, el ministro Aranguren convocó a las refinadoras a fin de acordar precios a futuro. Se decidió en ese momento, un congelamiento de precios por 60 días, es decir hasta el 30 de junio inclusive. Sin embargo a partir del 1° de junio entró en vigencia la actualización del impuesto a los combustibles líquidos, con una incidencia promedio del 1,5%; esto sumado al valor del dólar y del crudo que no se detenían, generó un reclamo de las empresas, acordándose un nuevo cambio sobre el cambio anterior. Así las cosas se dispuso un incremento en los precios de venta al público del 5% en las naftas y 4,5% en el gasoil, de los cuales una parte (mencionada más arriba) corresponde al aumento del impuesto y el resto al valor neto de los combustibles.

Debido a los sucesivos cambios antes expuestos y al reemplazo del ministro del área, es lógico que haya expectativa y posiblemente preocupación entre los actores de la industria del petróleo y entre los operadores de las estaciones de servicio.

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