Fabián Tobalo: “Hay que sincerar los precios y dejar de usar a YPF como instrumento político”

El asesor jurídico de la Federación de Entidades de Combustibles, Fabián Tobalo cuestionó el rol de YPF y la política de “populismo energético” que lleva adelante el Gobierno. Consideró que la única solución para normalizar el mercado es un sinceramiento de precios.

–¿Qué análisis hace de la conformación actual del mercado de combustibles?

–Lo primero que hay que señalar es que el mercado nacional de hidrocarburos se encuentra bajo gestión privada. Cuatro compañías concentran casi la totalidad de la oferta de combustibles. Sólo una de ellas capta más del 50% del mercado”.

–¿Cómo ubica en ese esquema a YPF?

–En ese mercado donde todas las petroleras son “privadas”, YPF S.A. es una sociedad comercial de derecho privado, ya que dejó de ser empresa puramente estatal tras haber sido privatizada en la década del 90. El mercado de combustibles actual es un oligopolio de alta concentración, porque un solo oferente define unilateralmente los precios minoristas de combustibles. YPF SA concentra aproximadamente el 55% del mercado, en línea con su capacidad de refinación instalada y la misma firma controla unas 1.500 estaciones de servicios en distintos puntos del país.

–¿Cuántas de esas estaciones integran la red propia de YPF?

Aproximadamente uno 180 de esos puntos de venta son propios, ya sea por estar bajo la titularidad de YPF S.A. o de su empresa controlada OPESSA. Las restantes bocas que operan bajo la marca YPF lo hacen bajo la figura de venta consignada.

–¿Qué significa la “venta consignada”?

–A través de la “venta consignada” el estacionero recibe el producto para su venta minorista por cuenta y orden” de su comitente YPF S.A. Esto le impide al expendedor poder fijar su precio de venta, el cual es fijado unilateralmente por la petrolera.

–¿Qué papel juega YPF como principal jugador del mercado?

–Dada la alta cuota de mercado que ostenta YPF y la estructura contractual de su red abanderada, se encuentra en posición de fijar los precios de surtidor, sin que sus competidores puedan desafiar esa posición. De esta manera, como empresa privada que se encuentra bajo el control accionario mayoritario del Estado nacional, YPF se transforma en la responsable de los precios de los combustibles, y de su evidente desacople respecto del precio de equilibrio de mercado, que se verifica en los precios regionales de iguales productos.

El uso de YPF S.A. como instrumento político electoral, violando abiertamente las reglas de la libre competencia –con abuso de posición dominante, alineamiento vertical de precios y discriminación arbitraria de precios– es la causa del colapso del mercado minorista de combustibles.

–¿Cuál sería la solución para que se normalice el abastecimiento interno?.

–El sinceramiento de los precios del mercado es la única solución posible. La política comercial sostenida por YPF SA en el mercado minorista de combustibles desde finales de los años 90 hasta el presente, consistente en el alineamiento vertical de precios, valiéndose del uso generalizado de la figura del contrato de consignación, sumada a su elevada cuota de mercado (55-58% del mercado nacional de combustibles líquidos) impide la formación de precios según libre interacción de la oferta y la demanda y provoca los actuales faltantes de producto, a la vez que limita las utilidades de todos los operadores del mercado, atentando contra la inversión en exploración y refinación.

Por mucho menos, el Tribunal Europeo de la Competencia impuso severas sanciones a CEPSA, Repsol y British Petroleum. La jurisprudencia estadounidense ha ido en el mismo sentido, advirtiendo que el empleo extendido de la figura de la consignación de productos es una práctica incompatible con la libre competencia.

–¿Cómo definiría el escenario actual y qué habría que esperar para los próximos meses?

–El esquema descripto anteriormente exhibe el sometimiento del mercado de combustibles a los fines electoralistas de la política, un capítulo más del populismo energético que viene provocando no solo distorsiones de los mercados, sino también un pronunciado déficit de balanza energética, una incontenible sangría de divisas para un país que posee importantes recursos hidrocarburíferos sin desarrollar.

Como siempre, la realidad termina imponiéndose y son los consumidores el factor de ajuste. Y terminan pagando las consecuencias de la peor manera: con faltantes de producto. Peor que un combustible caro es un combustible faltante, por lo cual otra vez estas políticas terminan arrastrando al país a una profunda crisis financiera. (Fuente: FEC – Publicado en Transporte y Logística)

 

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