Biocombustibles: Un ambiente contaminado y bajo sospecha

La reciente modificación a la ley de Biocombustibles que entró en vigencia a partir de este mes contiene en su núcleo una verdadera contradicción del gobierno argentino frente a los compromisos asumidos internacionalmente y en su manifiesto deseo de cumplir con la eliminación de la huella de carbono.

La reducción del corte de los biocombustibles plantea no sólo una deriva ambiental sino también fuertemente económica a partir de una decisión que evidencia la influencia del lobby petrolero sobre la casta política oficialista. Un aumento del corte de biocombustibles sobre los destilados de petróleo, no sólo hubiera protegido el ambiente sino que hubiera generado una mejora notable de los términos de intercambio de la balanza energética.

Desde hace años esta balanza presenta un fuerte déficit generado en las necesidades de importar crudo y gas, ante la abrupta caída de las inversiones en exploración y producción de hidrocarburos. Desde el punto de vista ambiental, un mayor corte de etanol sobre las naftas, hubiera reducido las emisiones de CO2 y habría producido un incremento notable de la utilización de maíz en la elaboración de econaftas.

Sin embargo, el lobby petrolero y el azucarero triunfaron en el oscuro ambiente parlamentario y tiñeron de un color y aroma sospechoso la sanción de la ley. Con tres agravantes. La utilización de etanol derivada de la caña de azúcar genera más contaminación proveniente de los ingenios, en la transformación de la caña en alcohol. Segundo, la Argentina cuenta con inmejorables condiciones en la producción maicera que la coloca a la vanguardia mundial por su alta productividad. Tercero, las inversiones en plantas de elaboración de biocombustibles se hicieron de la mano de las enormes ventajas productivas de la Pampa Húmeda, lo que coloca al país al tope del ranking mundial en la elaboración de los carburantes verdes.

Lo mismo ocurrió en el caso del biodiesel donde los legisladores volvieron a olvidar las ventajas de la matriz insumo-producto tiene en la Argentina.  Pero con un agravante más que se suma a lo anteriormente dicho: un mayor corte de biodiesel en los carburantes, no sólo reduciría las emisiones de CO2 sino también de óxido nitroso y azufre derivado de la combustión del gas-oil.

La nueva ley no sólo tiene perjuicios ambientales sino que desde el punto de vista económico, el país va a tener que seguir comprando energía importada para quemarla a la vuelta de la esquina cuando el campo le aporta las soluciones con una enorme ventaja comparativa.
Dicho de otro modo, los legisladores oficialistas del Frente de Todos votaron por “quemar” los dólares que la Argentina no tiene.

El país ha sufrido un nuevo ataque desde adentro. Sus propios legisladores oficialistas lo hicieron, votaron una ley en contra de los intereses nacionales. Las sospechas abundan y el ambiente se contamina.

 

Fuente: Marcelo Bonelli

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