Jorge Rocchia Ferro es el zar del negocio sucaroalcoholero en la Argentina. Se trata del presidente del grupo Los Balcanes, conformado por tres ingenios tucumanos que ya compiten mano a mano por el récord de molienda de caña de azúcar con la empresa jujeña Ledesma.
Pero a diferencia de ésta, que es reconocida por sus ventas de azúcar y papel, Rocchia Ferro está muy enfocado en la producción de alcohol, la materia prima del bioetanol, el combustible renovable que se mezcla con las naftas. Está convencido de que ese será el combustible del futuro.
-¿Por qué decir que el alcohol es el combustible del futuro?- le preguntó Bichos de Campo a Rocchia Ferrro luego de la misa de inicio de la zafra en el ingenio La Florida, uno de los tres del grupo.
Esta planta fue fundada en 1894 pero ahora concentra las innovaciones más prometedoras en la industria azucarera: con el bagazo se autoabastece de energía y además genera electricidad en una usina, que muy pronto comenzará a volcar a la red nacional. Pero además concentra la producción del alcohol que luego se convierte en etanol. Con las tuberías como fondo, Rocchia Ferro respondió:
“Vos estás ya vos salir afuera y tu auto ya tiene un 12% de bioetanol. Mientras tanto, el tema del litio en la electromovilidad es una fantasía. ¿Cuántos autos eléctricos se han vendido el año pasado? Fijate el porcentaje de autos. Hay miles de millones de autos a explosión que pueden andar hasta con un 27% de alcohol sin ningún problema. El mundo apunta en todo caso hacia un auto flexible”, expone el empresario tucumano, convencido de que la tan mentada transición hacia los autos eléctricos (prevista en la Argentina para 2040) es solo una quimera de la política.
En ese sentido, Rocchia Ferro insiste en que “el auto del futuro va a ser un auto flex entre 100% alcohol y además con el motor eléctrico. Entonces va a ser cero contaminante. Por eso digo que el alcohol es el el combustible del futuro”.
“Hoy Brasil tiene más menos 37 mil millones de litros de producción de alcohol. Y el 100% de sus motores son flex. ¿Qué significa flex? Que vos podés poner 100% de nafta o 100% de alcohol, o hacer combinaciones 60/40 o 70/30”, insiste.
En la Argentina, ese “corte obligatorio” de los combustibles de origen fósil con biocombustibles está en el 12% para las naftas (que se cortan con etanol) y en 10% para el gasoil (que se corta con biodiésel). El bioetanol tiene dos orígenes, desde la caña de azúcar o desde la industrialización del maíz. Los Balcanes, uno de los líderes en el primer segmento, reclama a viva voz que ese porcentaje crezca primero a 15% y más adelante a 27%. Luego, propone implementar los motores flex como ya sucede en Brasil.
“La India del 5% pasó al 10%. En Estados Unidos lo quieren llevar al 15%. Todos los países de Europa también están volviendo sobre sus pasos. Entonces el combustible del futuro es el alcohol. Hay alcohol de segunda generación que lo están usando incluso algunos aviones”, se entusiasmó el empresario tucumano que además de La Florida controla los ingenios Cruz Alta y Aguilares.
Cualquiera será el recorrido final que haga el mercado internacional de los combustibles, el negocio azucarero tradicional ha ido variando y ya todos los ingenios tienen la producción de etanol entre su paleta de opciones. El titular de Los Balcanes enumera cómo fue esa evolución: “Primero apareció la chancaca, después el azúcar mascabo, después el azúcar blanco, después el azúcar refino, después apareció el papel. O sea que la caña debe tener no sé qué cantidad de aplicaciones, cien o doscientas”, se entusiasma.
El grupo Los Balcanes, que ha llegado a moler en 2022 unas 3,15 millones de toneladas de caña bruta, sobre 14 millones en todo Tucumán, ahora orienta la mayor parte de su producción de melaza a la producción primero de alcohol y luego de bioetanol, para cumplir con sus compromisos con las petroleras a las que les entrega el renovable. Pero eso no significa que haya abandonado la producción de azúcar. Rocchia Ferro, por el contrario, considera que debe existir un equilibrio para darle sustentabilidad a todo el sector.
“Nosotros tenemos una participación hoy mucho menor porque hacemos mucho más alcohol. Pero no nos vamos del azúcar. Gracias al efecto alcohol hoy tenemos una economía tucumana, azucarera absolutamente estabilizada en un muy buen valor”, explicó Rocchia Ferro, quien calculó que si este año la Argentina logra una producción de 2 millones de toneladas de azúcar equivalente, 1,4 millones se destinarán al consumo interno y unas 150 mil toneladas a la exportación. “Si el excedente no lo uso para elaborar alcohol, se mete dentro del mercado azucarero y destruye todos los precios”, alertó.
-¿Entonces el alcohol sirve además para estabilizar el mercado?
-Es así. Es decir, ya no hay grandes crisis azucareras porque está el alcohol. Y además tenemos una pata maravillosa que es el maíz. ¿Por qué maravillosa? Porque cuando nosotros (los ingenios) por distintos efectos nos vamos quedando en producción, el maíz nos va ayudando (a completar los cupos de producción de etanol).
Aquí llega entonces el turno del anuncio o la novedad que le pone el título a esta nota: Rocchia Ferro nos anticipa que Los Balcanes, principal grupo productor de bioetanol a partir de caña de azúcar no solo invertirá en ampliar su capacidad de producción sino que incorporará una destilería especial para procesar maíz en Tucumán, como las que ya funcionan en Córdoba.
“La Argentina está consumiendo 1.250 millones de litros de bioetanol. Un poco menos de la mitad es azúcar y un poco más de la mitad es maíz. Como primicia te puedo decir que estamos llevando de 750 mil a 1 millón de litros (la producción de bioetanol) y calculamos que hacia fin de año vamos a empezar la obra de una destilería de maíz”.
–En Tucumán, sí. Hay un montón de maíz que nosotros lo podemos captar. Para hacer por un lado el proceso del maíz y continuar con el proceso de la caña y fermentar los dos juntos.
-¿Por qué invertir más en hacer bioetanol si actualmente tiene un mal precio que además es fijado por el Gobierno?
-No importa un año. Yo estoy en la industria azucarera desde 1986. En 1989 hubo una gran sequía y la Argentina hizo solo 500 mil toneladas de azúcar. Entonces (en el gobierno de Raúl Alfonsín) se tomó la mala decisión de salirse del plan alconafta. Se murió el Plan Nacional y después vinieron las crisis. Ahora no hay que retroceder. El alcohol es la salida. Además, el mundo va hacia el alcohol.
Fuente: bichosdecampo.com
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