El precio del dólar mayorista subió un 20% en dos meses y el gobierno se vio forzado a vender 1100 millones de dólares en sólo tres días para evitar una devaluación mayor.
Cómo impacta este nuevo escenario en un sector dónde la divisa estadounidense es la principal referencia para la fijación de precios.
La corrida cambiaria que disparó el precio del dólar mayorista un 20% en dos meses, y forzó al gobierno a vender 1100 millones de dólares en sólo tres días para evitar una devaluación mayor, está haciendo crujir a todo el sector energético donde la divisa estadounidense es la principal referencia para la fijación de precios. Lo que sigue es un detalle del impacto que puede generar en combustibles, tarifas e inversiones un dólar que bordea los 1500 pesos y amenaza con descontrolarse todavía más.
Combustibles
Es difícil creer que en medio de la campaña electoral ahora sí vayan a ajustarse los precios de las naftas y el gasoil en línea con la devaluación. Por lo tanto, si el precio internacional del crudo no baja, va a haber una disputa entre productores y refinadores para ver cómo se distribuye el costo del ajuste.
La devaluación obligará a los refinadores a incrementar el precio de los combustibles para seguir pagándole a los productores la paridad de exportación, que venía en torno a los 62 dólares por barril. Sin embargo, las estaciones de servicio ya estaban vendiendo por debajo de la paridad internacional porque YPF, que concentra más del 50% del mercado y es controlada por el Estado nacional, en los últimos meses no fue trasladando al surtidor toda la suba del dólar. Desde una de las principales refinadoras remarcaron qa EconoJournal que el atraso acumulado llega al 14%.
Las refinadoras les van a plantear a los productores que no pueden seguir pagando la paridad de exportación porque tendrían que operar a pérdida y lo más probable es que si su margen se achica hagan correr a sus destilerías a un ritmo menor, lo que podría derivar, en caso de sostenerse en el tiempo, en algún tipo de faltante en las estaciones de servicio. Del otro lado, los productores saben que si no bajan sus pretensiones y el mercado empieza a evidenciar signos de desabastecimiento el Estado se verá forzado a intervenir. Si el dólar sigue subiendo, una alternativa, cómo ya pasó durante el gobierno de Alberto Fernández, es que las partes lleguen a algún tipo de acuerdo privado consistente en que los productores vendan el crudo en el mercado interno por debajo de la paridad de exportación.
Fuente: Econojournal
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