Congelamiento: ¿HASTA CUANDO?

Puja entre las principales petroleras y el Gobierno nacional. El sector estima un atraso tarifario de entre el 15 y el 27%. Estaciones de servicio afirman que se encuentran en crisis de rentabilidad, pero no participan de la puja... por falta de fuerza.

El sector de los combustibles, particularmente el relacionado con los precios de las naftas, atraviesa un momento de incertidumbre que abre un gran interrogante sobre cómo (y sobre todo cuándo) será la salida del congelamiento tarifario que rige desde el 16 de mayo de 2021.

Desde las petroleras privadas insisten sobre la situación crítica del sector, afectado por un atraso en el valor de los combustibles que estiman entre un 15% y un 27%, según como se haga el cálculo.

Por otra parte, desde el Gobierno nacional por ora parte, insisten en que “no está previsto que YPF aumente los precios de las naftas en los próximos meses”. Obviamente no es igual la situación de YPF que la del resto de las petroleras.

Así las cosas, con opiniones tan dispares, no puede esperarse más que un escenario de conflicto entre ambas partes. Precios congelados en el marco de una altísima inflación  que no deja de crecer y que ya se calcula en un 55% para el año en curso, descoloca totalmente a los distintos eslabones de la cadena de comercialización de los combustibles.

Pedro Llorvandi, presidente de la Cámara de Expendedores de Combustibles de Santiago del Estero, explicó las derivaciones negativas que tiene el congelamiento de precios de los combustibles: “Con el congelamiento desde mayo, los márgenes de rentabilidad se achicaron. Incluso se alcanzó un punto donde no se obtiene ganancia al vender el combustible a las estaciones y por eso se cuotifica o se lo destina a determinadas estaciones sí y otras no. Productos como los Premium, gasoil y diésel tienen que ser importados, por lo que se pagan en dólares y se venden en pesos, una ecuación que tampoco resulta beneficiosa. Ante los elevados costos de importación, las petroleras han decidido reducir la compra, achicando aún más la cantidad de combustible disponible”, puntualizó.

A las palabras de Llorvandi, habría que agregar que se están destinando dólares a importar lo que podría producirse en el país, en momentos en que las reservas de dólares del banco Central se aproximan rápidamente a cero.

Otros referentes consultados por este medio, coincidieron en general en expresar su preocupación por el fuerte retraso en los precios de los combustibles líquidos y su correlato, la pérdida de rentabilidad, en el marco de una inflación anualizada en el orden del 52%. “No solo es lo que ya hemos perdido, sino la incertidumbre de no saber cuánto tiempo vamos a seguir perdiendo, porque ya no nos queda hilo en el carretel” se quejó un estacionero de C.A.B.A.

“¿El gobierno nos va a resarcir por la pérdida de capital de trabajo que hemos sufrido e incluso por el endeudamiento en el que hemos tenido que caer para seguir funcionando? Seguramente que no; no les interesamos en lo más mínimo”, agregó un estacionero con muchos años de trayectoria en la provincia de Santa Fe.

Lo cierto es que, como dice el refrán español, “el tiempo pasa y el pescado sin vender”, y lo malo es que ya huele mal, podríamos agregar.

 

 

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