Desorden en los precios genera malestar en los canales de comercialización

La Opinión de Raúl Castellano, acerca de las diversas aristas que presenta la actual realidad en materia de precios de las naftas y sobre todo de los gasóleos.

En el complejo entramado de precios de los combustibles, cada movimiento genera variaciones en todos los canales de comercialización. La intervención gubernamental en los valores del segmento minorista (estaciones de servicio), máxime cuando tiene por finalidad “pisarlos” artificialmente, genera desajustes de todo tipo en toda la cadena de comercialización.

Por una parte crea atrasos que luego hay que remontar, dilaciones en la aplicación de la actualización de los impuestos a los combustibles líquidos y al CO2, que luego hay que efectuar, ya que están establecidos por ley, corrimientos de los consumidores de un canal a otro (en el caso actual del mayorista al minorista), los que las petroleras intentan evitar con asignación de “cupos”, que terminan perjudicado a los estacioneros, y lo más grave para el sector expendedor: sus ingresos quedan congelados o disminuidos fuertemente ante un crecimiento constante de los costos, que llegan hasta quebrar estaciones de servicio.

Todo eso está ocurriendo ahora; se dan situaciones absurdas, como que quien compra 3.000 litros de gasoil, deba pagarlos 30%/40% por encima de quien carga 15 litros en una estación de servicio, lugares donde hay consumidores que no consiguen producto y sobre todo: estacioneros que no consiguen los litros necesarios para abastecer a sus clientes y llegar a un volumen mensual de ventas que le permita por lo menos subsistir.

        

De esta forma el sector expendedor va acumulando desbalances en sus negocios, que por su magnitud, ya no podrían revertirse, ni aun sincerando los precios de venta.

Una particularidad que se dio en el último aumento de precios, fue que a diferencia que lo que habitualmente ocurre, en esta oportunidad fueron Shell y Axion las que dieron el primer paso, seguidas recién 24 horas después por YPF. Esto hizo que para mantener la relación de precios con esta última, Shell debiera «recalcular sus números» una vez conocidos los valores la empresa líder del mercado.

Parecería que el esquema actual, producto de una intervención desordenada del estado, ha hecho enojar a todos: consumidores del agro, el transporte y la industria por que deben pagar precios que a su juicio son caros comparados con los que ven en las carteleras de las estaciones de servicio; consumidores de pequeños vehículos que muchas veces no consiguen el producto en su estación habitual; estacioneros que pierden ventas; fisco que recauda menos.

Sería bueno que el gobierno tomara las medidas en forma prudente y consensuada, no solo con las productoras de petróleo y las refinadoras, sino también con los estacioneros que mejor que nadie conocen las particularidades de la venta al detalle.

 

Raúl Castellano  –  Director

 

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