¿Es Compatible con las estaciones de servicio la modalidad de pago de las tarjetas?

El surgimiento de una nueva operatoria de Tarjeta Naranja para la venta de combustibles, nos lleva a la reflexión acerca de la conveniencia o inconveniencia de operar con ese medio de pago.

El alto costo implícito en la operatoria de las tarjetas de crédito, en el marco de la escasa rentabilidad de la venta de combustibles, ha sido una constante durante años. Las comisiones cobradas por las administradoras insumen actualmente un 18% del margen bruto de comercialización de las naftas y gasóleos, lo que sumado al costo financiero y la descapitalización que muchas veces generan cuando entre el momento de la venta y el del cobro se produce un aumento en el precio de los combustibles, hacen que en el mejor de los casos haya una importante disminución de los márgenes y en muchos oportunidades lisa y llanamente una pérdida.

En los últimos meses, las distintas Cámaras del sector han estado luchando por una mejora en las condiciones, la que se produjo (aunque en pequeña medida), no por la inexistente voluntad negociadora de las administradoras de tarjetas, sino por un decreto del gobierno que redujo a 10 días el plazo de acreditación de las ventas.

Aun así sigue habiendo una desproporción entre el costo del medio de pago y las características de la comercialización de combustibles, lo que nos lleva a pensar si este instrumento será adecuado para la operatoria de las estaciones de servicio.

Si vemos lo que ocurre en otras partes del mundo, la respuesta debería ser sí; pero ocurre que en esos lugares las comisiones que se pagan son muy menores y los plazos de acreditación también.

Recientemente, Tarjeta Naranja ha lanzado su Plan Z para estaciones de servicio, con condiciones que parecerían ir a contramano de lo antes expuesto:

Si bien la comisión baja al 1%, se le agrega un “interés del plan” del 0,85%, con lo que en realidad el costo termina siendo mayor que el estándar. Pero lo más llamativo es el plazo de acreditación que se incrementa en 30 días (FH + 30 días), es decir que el valor se entregaría en la fecha habitual, pero sería un cheque a 30 días. Dice la empresa que con esta operatoria se haría un gran diferencial, ya que está destinada a solo algunas estaciones de servicio.

Obviamente con los aumentos mensuales de precios que se están produciendo, cobrar una venta a los 40 días, significa absorber uno o hasta dos incrementos, con lo que difícilmente se logre obtener algún beneficio con la venta.

La pregunta sería: ¿Es razonable vender a pérdida con fines de publicidad? Esto quizás puede hacerse en los supermercados donde se vende al costo dos o tres productos de los cientos o miles de artículos comercializados, pero en las estaciones de servicio, los combustibles representan en su facturación el 95% de las ventas; no hay comparación posible.

Sin lugar a dudas el medio de pago de las tarjetas de crédito, no ha logrado aún adaptarse a la realidad de las estaciones de servicio.

 

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