Incertidumbre y preocupación en las estaciones de servicio

Escribe Raúl Castellano

El inesperado resultado de las PASO del día domingo, dejaron al país sin un libreto y totalmente desorientado, y pocas horas después de conocidos los números de esta elección-encuesta, ocurrió lo que generalmente ocurre en Argentina cuando hay incertidumbre o simplemente asombro: se disparó la cotización del dólar, con lo que la desorientación se convirtió rápidamente en preocupación para todos. No voy a incursionar en análisis políticos ni macro económicos de los que sobradamente se están ocupando los medios periodísticos de todo el país desde hace 72 horas. Pero si voy a referirme al efecto que la devaluación seguramente tendrá en la comercialización de combustibles en general y en las estaciones de servicio en particular.

Todos conocemos la fuerte incidencia que las variaciones en el precio del dólar tienen sobre los costos de elaboración de los combustibles; la relación no es lineal pero sí muy gravitante en el componente de hidrocarburo de los mismos (90% en los gasóleos y 88% en las naftas, menos impuestos, menos componentes no dolarizados).

Hace pocos días dimos cuenta en este sitio, de que algunos referentes de las compañías refinadoras habían deslizado que existía un atraso en el precio de los combustibles de hasta un 10%; por entonces la divisa estadounidense cotizaba aproximadamente a $46; hoy dicho valor creció aproximadamente un 26%.

Por el lado de los impuestos, se espera para el primer día del mes próximo el remanente del ajuste del impuesto a los combustibles líquidos y el impuesto al dióxido de carbono que fue parcialmente diferido en el mes en curso, a lo que deberá sumarse la actualización prevista para el mes de septiembre.

En resumen, en los próximos 17 días se acumulará la incidencia de la reciente devaluación del 26% + el atraso del 10% + el remanente del ajuste impositivo de julio + el ajuste impositivo de septiembre. A esto, claro está, habría que restarle la disminución de precio de crudo Brent, no obstante lo cual el saldo será positivo y significativo.

La incertidumbre es grande en el sector. No se sabe cuándo ni cuánto aumentará el precio de los combustibles, se vende a precios que seguramente serán muy poco (o nada) rentables y se reciben tarjetas de crédito en ventas que seguramente serán deficitarias.

Este panorama es preocupante para las estaciones de servicio, teniendo en cuenta que los valores que surjan del cálculo, trasladarán a las pizarras precios que deberán pagar consumidores con poder adquisitivo disminuido por los incrementos de los valores de bienes y servicio en general. Todo esto en el contexto de ventas en baja desde hace varios meses y muy fuertemente en los productos más rentables como los Grado 3, especialmente la nafta.

Las finanzas de las bocas de expendio sufren además la creciente voracidad fiscal tanto a nivel nacional como provincial y municipal, en muchos casos con adelantos de dudosa legalidad como las crecientes y “personalizadas” retenciones y percepciones con las que se paga anticipadamente y muchas veces en exceso las obligaciones impositivas, además del enorme cúmulo de costos y erogaciones varias que deben afrontar diariamente.

Esperamos que se pueda transitar esta situación con el menor costo posible.

 

 

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