Miguel Gutiérrez: «El futuro del desarrollo de Vaca Muerta está atado al futuro de la Argentina»

El presidente de YPF asegura que el avance de la formación permitirá superar el problema de la importación de gas y su impacto en las cuentas nacionales

El presidente de YPF, Miguel Gutiérrez, abrió la mañana del encuentro «Vaca Muerta, una nueva oportunidad», organizado por LA NACION. En un mano a mano con José del Rio, secretario general de Redacción del diario, hizo un repaso por los principales puntos a tratar para llevar adelante el desarrollo del yacimiento.

«Vaca Muerta nos va a dar la posibilidad de exportar hidrocarburos, desplazando un problema que tuvimos durante mucho tiempo: la exportación de gas y el desbalance en la cuenta corriente», arrancó Gutiérrez. Es que, para el presidente de YPF , el futuro de Vaca Muerta está atado al futuro de la Argentina. «Si somos capaces de seguir, Vaca Muerta va a ser un sector que genere divisas, exportaciones y energía barata, que se puede utilizar en nuestros procesos industriales y exportar a Chile, Uruguay y Brasil», señaló.

«No voy a decir que la macro y los vaivenes de la economía no afectan, porque afectan», respondió al ser consultado sobre el impacto que tiene la macroeconomía en proyectos de largo plazo como los que opera YPF. «Al final del día, cuando hacés un plan a cinco o diez años no te afecta. Pero estos planes te exigen capital, ya sea en sí mismo o a través de deuda, y ahí tenés un segmento en el que, si no hay acceso al crédito, primero uno tiene que repensar los planes, y segundo, el costo del crédito también tiene un impacto», explicó.

Uno de los puntos más controvertidos en el sector se dio a principios de año con la aplicación de la resolución 46, con la que el Gobierno limitó la aplicación del subsidio a la producción de gas declarada en los proyectos al momento de ser presentados. «El impacto para YPF es sustancial», afirmó el ejecutivo, sin titubear. «En 2018 tuvimos que dar vuelta US$80 millones de nuestros ingresos por el impacto de la resolución. Lo más importante fue sobre los proyectos que estaban en expectativa, cuatro proyectos que faltaban aprobar por parte del gobierno central. Cuando uno mira ese volumen total, el 70% era lo que estaba en expectativa», describió.

Gutiérrez se detuvo sobre este punto y aclaró que el mercado del gas tiene tres temas: uno táctico, relacionado con la posibilidad de exportar a países limítrofes; otro de infraestructura, y en el corto plazo, el vinculado a las importaciones de gas natural licuado (GNL). «Esperemos que, con el tiempo, podamos desplazar el GNL de Bolivia», expresó.

Asimismo, Gutiérrez explicó que, de ahora en más, la mayor preocupación en el tema está en asegurar un precio de US$4 por millón de BTU (la media usada en el sector) para desarrollar la ventana de gas seco. «El precio a US$4 es excelente. San Pablo paga US$11, en Chile importan GNL y pagan arriba de los US$8, y acá la industria paga entre US$4,60 y US$4,70. Estamos en una situación competitiva excelente», remarcó el presidente de YPF, y agregó que esto lleva a la importancia de generar una expectativa de exportación, punto en el que entra el desarrollo de una planta de GNL.

«Más allá del ruido de si se hace acá, si es onshore u offshore, YPF tiene que liderar el proyecto. Lo estamos estudiando. La realidad es que la planta representa el caño al mundo y es un plan que tarda de cuatro a seis años, por eso tenemos que definirlo», dijo Gutiérrez, y adelantó que la empresa ya participó de workshops con potenciales socios.

Al hablar de la exportación de gas fuera de la región, Asia surge como uno de los mercados con mayor potencial. Sin embargo, Gutiérrez aclaró que para que esto suceda debe colocar el recurso en un valor en torno de los US$6. «A partir de ese precio, entonces, vas para atrás, le sacás la licuefacción, el transporte y llegás al pozo. Ahí da un número menor a US$3. Si no da un número menor que ese, no lo vamos a poder desarrollar», aseguró, y planteó la necesidad de hablar de este tema con las autoridades nacionales y provinciales.

Sobre el impacto que tendrá Vaca Muerta en el mercado doméstico, Gutiérrez destacó: «A medida que sigamos ganando escala, definitivamente esos precios van a ir tendiendo a reducirse. No descarto que dentro de cinco a siete años, cuando tengamos las cosas que mencioné, el precio del gas tienda a US$3. Estados Unidos lo tiene entre US$2,70 y US$2,80, Lo mismo va a pasar con los combustibles líquidos, vamos a pasar de ser importadores a ser exportadores. El premio está al lado, cuatro años no es nada», concluyó.

Con todo, el desarrollo de YPF en Vaca Muerta hizo que, entre otros puntos, el costo de producción baje un 60% y que la compañía se posicione como uno de los principales productores de no convencionales fuera de los Estados Unidos gracias a sus tres proyectos de desarrollo masivo: Loma Campana, El Orejano y La Amarga Chica (con Petronas).

El ejecutivo explicó que la necesidad de socios para el trabajo en la etapa piloto de los proyectos es tanto por un tema financiero como tecnológico. «Hay que estar a la vanguardia de lo que pasa en el mundo y tener conexión directa con nuestro espejo que es Estados Unidos, que es contra lo que nos tenemos que medir», evaluó.

«En 2015, cuando alguien hablaba de Vaca Muerta te decía ‘está todo bárbaro, pero la realidad es que a estos costos no lo van a poder sacar'», comentó Gutiérrez, quien destacó tres factores claves que aceleraron el desarrollo: el proceso de desregulación, el cambio en las expectativas y, por último, la decisión política a nivel Nación y provincia. Sin embargo, al referirse a la variable política, dijo que no surge sobre la mesa a la hora de cerrar un acuerdo de inversión: «Quiero salir del ruido de las elecciones y de lo que pasa mañana. Cuando decidimos lanzar, por ejemplo, La Amarga Chica, nos juntamos con nuestros socios y el tema político no entra en la ecuación, entra el tema negocios», afirmó.

Sobre la baja en los costos de producción en particular, Gutiérrez aclaró que se da gracias a un conjunto de factores. «Buscábamos ganar eficiencia y eliminar tiempos muertos de actividad», explicó, y puso como ejemplo el caso de la arena: «Nos dimos cuenta de que para empezar y terminar un proceso de fractura lo mejor es tener arena en el desarrollo. A través de nuestra compañía AESA, pusimos contenedores en el lugar. Parece una tontería, pero hoy, gracias a eso, cuando empezamos un trabajo no paramos y esa eficiencia la ganamos».

 

Fuente: La Nación

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