Luego de la reunión mantenida el jueves pasado por Expendedores de Combustibles Autoconvocados de la República Argentina (E.C.A.R.A.) con la diputada nacional Victoria Villarruel, y según lo convenido con ella, la agrupación le hizo llegar un resumen de los temas tratados. En el mismo se agradece “la predisposición para interiorizarse sobre nuestras problemáticas sectoriales en la reunión que mantuvimos el día de ayer en la cual pusimos énfasis en los siguientes puntos: “la renta”, el desabastecimiento de combustibles y las asimetrías existentes en las relaciones contractuales entre las estaciones de bandera y las petroleras” .
Seguidamente el escrito pone de manifiesto que “nuestro universo de estaciones que tiene un altísimo índice de transparencia fiscal, con costos laborales, de mantenimiento, de reposición muy importantes, y se conforma de: estaciones de bandera (con contratos de suministro con las respectivas petroleras, quienes además deben soportar los costos del marketing, cánones, etc., etc.) y las estaciones blancas (que deben abastecerse del mercado mayorista pero -que al igual que las otras- deben cumplir con todas las exigencias y normativas para estar habilitadas a pesar de estar en los más recónditos lugares de nuestra Argentina donde la presencia de las primeras es prácticamente nula, porque “no les cierran los números”).
Luego la presentación se detiene a explicar la evolución de la problemática del sector expendedor, mencionando que “la condición de las estaciones es un problema de larga data que tiene su génesis en el gobierno anterior (2015/2019) donde -al igual que hoy- se planteó el congelamiento de precios que provocó: 1°) el aumento de precios desmedidos en el canal mayorista, cuya principal consecuencia es la salida de mercado de las estaciones blancas; 2°) el giro de la demanda hacia las estaciones de bandera a las que las petroleras responden con el consecuente “cupo”; todo lo anterior provoca presión sobre el precio de surtidor y el desabastecimiento tanto de unas como las otras y las lleva a graves riesgos de desaparecer, atento a que la única forma de subsistir que hemos tenido durante estos 20 meses de pandemia, ha sido a través del consumo de nuestros capitales de trabajo (fondos de maniobras para emergencias como cualquier repuesto o refacción de maquinarias como surtidores, compresores, stock de combustibles, etc.) lo que provoca el endeudamiento fiscal, bancario, etc. que desencadena nuestra debilitada y calamitosa situación actual.
Entrando a analizar los distintos ítems que influye sobre el funcionamiento de las estaciones de servicio, el resumen de E.C.A.R.A. comienza refiriéndose a la RENTABILIDAD. Al respecto expresa que el término debe entenderse en la actual situación, debe entenderse como la ecuación que nos permita mantener nuestros establecimientos vivos, sostener la fuente de empleo de nuestros colaboradores, la supervivencia de la empresa erigida en toda una vida de trabajo y el medio de vida lícito de nuestras familias. Agrega que durante los últimos años, el sector viene descapitalizándose a pasos agigantados; alegrarse al afirmar que las ventas están normalizándose a niveles pre pandemia (basándose en mediciones de alta frecuencia) y pretender conformar al sector de las Estaciones de Servicios, no es más que una acción dilatoria, es “consuelo de tontos”. Es ignorar, que además de los descalabros ocasionados por Aranguren y su trup (que generaron que nos despojáramos de nuestras reservas de maniobras y reducirnos a un mínimo de capital), se nos dio el golpe gracia, con las medidas posteriores a las PASO de 2019.
Todo lo anterior fue agravado por la cuarentena resultante del COVID-19, donde a pesar de haber recibido alguna ayuda, SOLO del ESTADO NACIONAL, como el caso de los ATP (solo durante los primeros meses) y moratorias fiscales (vencida el 30.06.2020 y reabierta recién luego de 16 meses de tener que afrontar sus intereses-, las ASPO y DISPO nos sumieron en un proceso que derivo en endeudamientos masivos y “destrucción del capital de trabajo”, todo persiguiendo la ilusión del pleno empleo y de sostener condiciones comerciales exigidas por las Petroleras como si nada hubiera pasado.
Continúa la nota refiriéndose al ABASTECIMIENTO. En tal sentido expresa que pese a la producción récord que se viene alcanzando (récord que no es otra cosa que volver a niveles de producción pre pandemia) las petroleras establecen “cupos” y “retacean el abastecimiento”, con el consiguiente deterioro de las ventas, que no hace otra cosa más que agravar la situación y la ya mencionada presión sobre el precio del surtidor.
Por último hace mención a las ASIMETRIAS ENTRE ESTACIONES DE BANDERA Y ESTACIONES BLANCAS. Al respecto dice que son diversas las asimetrías e injusticias que se operan, pese a que las exigencias que impone el Estado, es exactamente igual para una “estación de bandera” como para una estación que no la tiene, es decir las “estaciones blancas”. Ejemplo de esta lisa y llana discriminación, es el congelamiento de precios minoristas y la liberación de los precios mayoristas, con lo que literalmente dejan a éstas últimas fuera de mercado, ya que deben adquirir los combustibles para la reventa, casi al mismo precio que las de bandera lo ofrecen en boca de surtidor.
Finaliza diciendo E.C.A.R.A. que es menester que el Estado comience a ser coherente con su propio discurso. Éste no puede ser proteccionista e intervencionista con los más débiles y asegurar las más ventajosas condiciones de libre mercado a los poderosos, a los que, a su vez, subsidia, garantiza rentabilidad, les otorga regímenes de promociones impositivas, brinda facilidades e incluso financia sus inversiones. Resulta imperativo una Política de Hidrocarburos diferente que contemple nuestro sector por su relevancia.
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