Rápidamente se recupera el precio del petróleo. Aumentaría el de los combustibles.
En un escenario sumamente cambiante por la pandemia, los chispazos entre países productores de petróleo y la suerte de dólar en nuestro país, se esperan posibles movimientos en los surtidores
El petróleo Brent llegó al precio más bajo del año el 21 de abril cuando llegó a cotizar a 19,33 dólares. Unas semanas antes el gobierno había empezado a discutir el establecimiento de un precios sostén, que finalmente de oficializó el 19 de mayo mediante el decreto 488/20; en ese momento el Brent cotizaba a aproximadamente 28 dólares. La mencionada norma estableció un barril criollo como se llamó, a un valor de 45 dólares para el tipo Medanito, el más valioso que se produce en nuestro país.
Lo cierto es que en ese momento se especulaba en que el valor del producto de referencia internacional se mantendría bajo durante varios meses, lo que finalmente no ocurrió, merced a las acciones del “club” de los países productores de petróleo, que actuaron a fin de que rápidamente el precio del Brent llegara a los 43 dólares.
Esta situación, sumada al alza del valor del dólar, un 20% por encima de los valores del principios de año, aportó a una ecuación que, según las refinadoras arroja un resultado que conceptualmente es el siguiente: el precio de los combustibles en surtidor estaría atrasado un 7%, teniendo en cuenta que su precio no varía desde diciembre del año pasado, período en el cual pasó mucha agua bajo el puente.
Lo cierto es que en ámbitos oficiales ya está barajando una alternativa que no creían posible hasta fin de año: un incremento en el precio de naftas y gasóleos.
El precio de exportación de crudo que se está acordando a 30 días por las petroleras locales, descontando al valor del Brent un 10% por menor calidad, y está cerca de los 40 dólares.
Las petroleras no pretenderían recuperar terreno de una sola vez, pero si piensan en un sendero de precios que tendiera hacia la “normalización”.
El Subsecretario de Hidrocarburos de la Nación, Dr. Juan José Carbajales expresó la semana pasada en un reportaje al medio especializado Econojournal, que sería deseable un acuerdo entre productores y refinadores que obtenga consenso mayoritario, por lo que el funcionario buscaría e las próximas semanas articular con dichas empresas un entendimiento en ese sentido.
Es probable entonces que la vida del barril criollo sea más efímera de lo previsto, y que los números de los carteles de las estaciones de servicio experimenten movimientos.
Esto traería alguna tranquilidad a las bocas de expendio, que con costos crecientes desde diciembre del 2019 y con volúmenes de venta irrisorios, ven con preocupación un escenario “polar” en materia de precios con final indefinido. También resultaría muy bienvenida por YPF, la gran empresa cuyos ingresos responden mayoritariamente a las ventas domésticas de los combustibles y que además no atraviesa por su mejor momento en lo económico. Distinta es la visión del gobierno que con el fantasma de una disparada de la inflación, desearía no ver variaciones en lo que cuesta la nafta.


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