Por la crisis, resurgió el GNC y un auto cada 3 minutos va al taller para circular a gas
Desde abril hubo 40% más de conversiones que un año atrás, y 120% más que en 2017. Atrae que el gasto en combustible cae a menos de la mitad y que el equipo puede pagarse en 12 o 18 cuotas. Los costos.
La nafta, el costo que más pesa para quienes usan el auto todos los días, se encareció un 48% en sólo 12 meses. En la Ciudad, la súper pasó de $ 29,60 por litro a $ 43,71. Y en el interior los valores son aún más altos. Seguros, cocheras y patentes no se quedaron atrás. ¿Cómo aliviar el impacto en el bolsillo sin resignarse a utilizar menos el vehículo? En plena crisis, la respuesta de cada vez más conductores es ir a un taller a modificar su auto para que pueda impulsarse con Gas Natural Comprimido (GNC). Una opción que hoy reduce a menos de la mitad el gasto de combustible.
Las instalaciones de equipos de GNC venían en alza desde 2018. Pero la tendencia tuvo una notoria aceleración este año, en especial a partir de abril. Según las últimas estadísticas del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas), entre ese mes y julio hubo en el país 59.698 vehículos convertidos a GNC, a un ritmo de 14.925 al mes, de casi 500 al día o de uno cada tres minutos. Fueron un 39% más que en igual período de 2018 (42.907) y un 121% más que en ese mismo cuatrimestre del 2017 (26.950).
Los datos oficiales muestran que el fenómeno se intensificó mes a mes y que el pico fue en julio, con 17.120 operaciones. No había tantas en un mismo mes desde hace cuatro años.
Además, si se toman los primeros siete meses de cada año, 2019 está quedando como el tercero con más conversiones desde 2006, sólo superado por 2014 y 2015. El récord histórico de la actividad fue en 2003, en coincidencia con otra grave crisis económica que erosionó el poder adquisitivo.
“Nuestra actividad es cíclica. Las épocas de mayor crisis siempre han sido las de más conversiones, porque la población se ve forzada a reducir sus gastos y el GNC le permite un ahorro inmediato mayor al 50%”, comentó a Clarín Horacio Magraht, el presidente de la Cámara Argentina de Productores de Equipos Completos de Gas y Afines (CAPEC).
El fenómeno es tan marcado que ni siquiera se detuvo este mes. Aún no hay datos cerrados de agosto, pero hasta este jueves ya se habían superado los altos registros de conversiones de abril y de junio. Esto pese a que, tras el salto del dólar, hubo días de parálisis. Y a que luego el precio de los equipos tuvo un fuerte ajuste: los más comunes, de “quinta generación”, saltaron de unos $ 38.000 a un promedio de $ 45.500 con la instalación incluida.
“Hoy llega gente a convertir vehículos de todo tipo, desde los más económicos hasta los de alta gama. Coches medianos, también camionetas… Antes los talleres daban turnos de un día para el otro, pero ahora, por la mayor demanda, se están pautando instalaciones de una semana para la otra”, agregó el empresario.
En el sector recuerdan que, hace dos años, los talleres habían estado “al borde de la desaparición” porque, con la disparada de las tarifas del gas, la brecha entre el GNC y los combustibles líquidos se había achicado. Pero ahora el panorama es el contrario. Así, por ejemplo, en Macro Gas, un taller de Villa Urquiza, cuentan que pasaron de 1 o 2 instalaciones por semana en 2017, a unas 5 o 6 ahora, aunque a veces llegan a las 20.
“Recibimos a muchísimas personas que se quedaron sin trabajo y convierten su auto para ponerse a trabajar con Uber o Cabify. También viene gente de clase media que usa el auto todos los días y no está llegando a fin de mes. Se dan cuenta de que gastan $ 8 mil o $ 10 mil por mes en nafta y calculan que, con GNC, pueden reducir muchísimo ese gasto, con una inversión que se recupera rápido”, contó Gustavo Gómez, el dueño de la empresa.
La clave es que cada metro cúbico (m3) de gas promedia los $ 19,21 en Capital. Cuesta hoy un 56% menos que el litro de súper de YPF ($ 43,71) y un 62% menos que el de premium ($ 50,43). Con el plus de que un m3 de GNC rinde como 1,13 litro de súper.
Con esos valores, y un auto que queme 8,5 litros de súper cada 100 km, Clarín calculó que, pasando a GNC, quien hace 2.500 kilómetros al mes puede bajar su gasto mensual de combustible de $ 9.288 a $ 3.613 (un 61%).
Ese ahorro, de $ 5.675 por mes o de $ 68 mil al año, lleva a recuperar la inversión en unos 8 meses. Si en cambio la persona hace 1.250 kilómetros en el mes, obtiene un ahorro mensual de $ 2.837, que “paga” el costo de la conversión en 16 meses.
“Lo que también impulsó las conversiones en los últimos meses fue la reciente reducción de las tasas de interés del plan Ahora 12, que hoy le permite a la gente comprar los equipos pagando, por ejemplo, 12 cuotas de $ 4.500 o 18 de $ 3.100. Montos que prácticamente se suben mes a mes con el ahorro que permite obtener el equipo adquirido”, subrayó Gómez.
La pérdida de espacio en el baúl, una menor autonomía y una cantidad más limitada de puntos de carga están entre las incomodidades que se deben aceptar a cambio del ahorro. Así y todo, el GNC, disponible en el país desde 1984, sigue en expansión. Según un informe de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes, el país tiene un parque automotor “vivo” de 13,95 millones de vehículos, de los cuales el 52% se mueve con nafta, un 34,4% con diésel y el 13,6%, con GNC. Es decir, 1 de cada 7.
Las claves del sistema
Argentina abrió en 1984 su primera estación de servicio de GNC vehicular y desde entonces tuvo una gran expansión. Hoy es el cuarto país con más vehículos habilitados detrás de Irán, China y Pakistán, según el portal especializado NGV Journal.
Algunos vehículos vienen de fábrica adaptados al GNC, pero la gran mayoría no. Para poder andar a gas, en autos nafteros se instala un equipo especial. La conversión, que suele realizarse en el día, debe hacerse sólo en talleres habilitados por el Enargas.
Los equipos más avanzados en oferta son los llamados de “quinta generación”. Para un vehículo estándar, el costo del kit completo más la mano de obra oscila actualmente entre $ 43.000 y $ 50 mil, con un promedio de $ 45.500.
La principal ventaja del GNC es que reduce el gasto en combustible a menos de la mitad. Es también una tecnología más limpia, que reduce las emisiones. Pese a lo que muchos aún piensan, los fabricantes afirman que no daña el motor ni reduce su vida útil.
Una desventaja para considerar es que el o los tanques pueden ocupar la mitad o la tercera parte del volumen del baúl. Otro punto en contra es que la autonomía se reduce y se debe ir a cargar combustible hasta con el triple de frecuencia. Esto en una red de estaciones más limitada.
Hoy en el país hay 2.026 puntos de carga de GNC, de los cuales la mitad está en Capital (115) y en la Provincia de Buenos Aires (894).
Fuente: Clarín
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