La región alcanzó más de 444 mil vehículos eléctricos en 2024, impulsada por Brasil, México y el liderazgo global de China.
El crecimiento fue del 187% en solo un año, impulsado especialmente por un aumento en la segunda mitad de 2024.
América Latina y el Caribe están dando un salto significativo hacia la movilidad sostenible. A finales de 2024, la región casi triplicó la cantidad de vehículos eléctricos livianos (BEV y PHEV) respecto al año anterior, alcanzando un total de 444,071 unidades, según el informe “Movilidad eléctrica en América Latina y el Caribe. Cifras 2024”, publicado por la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE).
El crecimiento fue del 187% en solo un año, impulsado especialmente por un aumento del 78% en la segunda mitad de 2024.
Esta tendencia al alza continúa en 2025: todos los países de la región reportaron incrementos en las ventas de vehículos eléctricos durante el primer trimestre del año, con Colombia y Uruguay destacándose por sus tasas de crecimiento exponenciales.
En cuanto al tamaño del parque vehicular eléctrico, Brasil lidera ampliamente con 237.200 unidades, representando más del 50% del total regional. Le siguen México (95.437) y más atrás Costa Rica, Colombia y Uruguay, cada uno con cifras cercanas a los 20 mil vehículos.
Este avance viene acompañado del desarrollo de infraestructura de carga. Brasil pasó de 1876 estaciones públicas en 2023 a 12.700 en 2024, mientras que México creció de 1340 a 3.212 en el mismo período. En conjunto, estos dos países concentran el 86% de las estaciones de carga en América Latina y el Caribe.
El auge regional no puede entenderse sin el contexto internacional. China, con más de 49 millones de vehículos eléctricos en circulación y una cuota del 47,9% en las ventas globales de autos nuevos en 2024, se consolida como el principal productor y exportador mundial.
La mayoría de los vehículos eléctricos que circulan en América Latina provienen del gigante asiático.
A pesar del progreso, persisten desafíos importantes. El alto costo de los vehículos eléctricos, la aún limitada infraestructura de carga fuera de los grandes mercados y las preocupaciones sobre la autonomía de los autos siguen siendo barreras para una adopción masiva.
Sin embargo, estos obstáculos están siendo abordados gradualmente por los gobiernos y el sector privado.
Incluso el transporte público muestra señales de transición, aunque en menor medida. Durante el segundo semestre de 2024, también se reportó un crecimiento en la cantidad de unidades eléctricas en flotas urbanas.
En contraste con el estancamiento de la electromovilidad en regiones como Estados Unidos y Europa, América Latina muestra un impulso sostenido hacia el cambio. El rápido crecimiento del parque eléctrico y la expansión de infraestructura de carga son señales claras de que la transición energética del transporte está en marcha y no muestra signos de detenerse.
Fuente: mejorenergia.com.ar
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