Los precios en el freezer y los estacioneros en el horno

Cuando el día 16 de mayo del corriente año, se dispuso el congelamiento de hecho del precio de los combustibles, se decidió también poner en el freezer los ingresos de las estaciones de servicio.

Cuando el día 16 de mayo del corriente año, se dispuso el congelamiento de hecho del precio de los combustibles, se decidió también poner en el freezer los ingresos de las estaciones de servicio. En efecto, el margen bruto de las bocas de expendio está determinado por la fórmula PxQxM, donde P es el precio, Q el volumen y M el margen porcentual en la venta de combustibles. En la práctica el único factor que normalmente evoluciona actualizando los ingresos, es el precio; el volumen es bastante inelástico y cuando se mueve es para abajo como sucedió a comienzos del año 2020 y no termina de normalizarse y el margen es más inelástico que las ventas. Esa es la realidad. Por eso la peor crisis de las estaciones de servicio a comienzos de la primera década de este siglo, fue generada precisamente por un prolongado congelamiento de precios en un contexto inflacionario, con el consiguiente incremento permanente en las escalas salariales. Quebraron 2.500 estaciones de servicio.

Obviamente nadie pretende hacer recaer en los trabajadores el peso de la crisis, pero el desfasaje entre ingresos y egresos queda claramente a la vista y la incertidumbre a futuro corroe el ánimo de los estacioneros.

Si bien los números nos muestran una recuperación en las ventas a niveles del año 2019, cabe decir que dicho año no fue precisamente bueno en materia de rentabilidad y sobre todo hay que hacer la salvedad de que las ventas que nos muestran las estadísticas sobre las estaciones de servicio, están desnaturalizadas por el hecho de que pese a estar congelados los precios en los surtidores, no ocurre lo mismo en las ventas del sector mayorista que vienen experimentando aumentos semanales desde hace varios meses; por tal motivo los precios de este segmento se han ubicado muy por encima de los vigentes en los surtidores, lo que ha generado una fuerte migración de ventas de distribuidores a estacioneros, que solo con ese aporte se han acercado a los números del 2019. Claro que esto se ha dado solo en algunas bocas de expendio, mientras que otras ven languidecer sus despachos; y si tuvieran mayor demanda, no podrían atenderla por la vigencia de cupos de entrega por parte de su abastecedora.

Por eso cualquier incremento en los costos asusta a los expendedores. Un aumento que se ubica en esa posición y que tiene gran importancia por la gravitación que ostenta en el total de las erogaciones, es el de los salarios. Las nuevas escalas salariales (las blanqueadas y las que aún no lo están), establecen para enero un sueldo inicial de casi $110.000 para un playero con  manejo de fondos y presentismo, sin considerar otros adicionales. Esto significa, teniendo en cuenta que el costo total de un empleado duplica su sueldo nominal, que solo para pagar diez empleados habrá que vender 250.000 litros de nafta súper, variando según la bandera.

Con respecto a las variaciones de los precios, podemos decir que a cuatro días del fin de mes, aún no se sabe que ocurrirá ni con el valor del producto ni con el importe de los impuestos (ICL y IDC). Durante la inauguración de una nueva estación de servicio Shell en Sinsacate, provincia de Córdoba, el director nacional de Retail de Raízen, Andrés Cavallari, dijo que aguardan un nuevo aumento de los combustibles. Agregó que hay un atraso de precios que debe eliminarse, pero no dio precisiones sobre la fecha en esto ocurriría.

Lo cierto es que, de no mediar una nueva prórroga, el primero de diciembre deberían incrementarse los impuestos; de ser así se vería reflejado en los surtidores, a no ser que YPF decidiera absorber el importe, arrastrando al resto de las empresas, algo que parece poco probable.

 

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