Se dieron a conocer los nuevos valores para los impuestos a los combustibles líquidos y al dióxido de carbono. Tal como lo adelantara el Secretario de Energía Darío Martínez, el incremento no alcanzó a las naftas y los gasóleos, como una forma de no aumentar la presión inflacionaria que sufre la economía de nuestro país.
De tal forma los importes de los gravámenes quedaron de la siguiente manera:
Los impuestos correspondientes a los combustibles de uso automotriz, ya habían sido congelados y vuelven a serlo ahora; pero se trata de una prórroga por lo que finalmente habrá que pagarlos con el incremento adicional de la inflación que se acumulará a partir de hoy.
Otro tanto ocurre con los precios netos de los combustibles, que se encuentran congelados (no resulta relevante en ese sentido discutir acerca de si el congelamiento es técnico, legal, o no lo es; la realidad es que para bien o mal, están congelados). No cabe ninguna duda de que cuando los valores salgan del freezer, aumentarán, al igual que los impuestos. En otras palabras se van acumulando presiones y ya sabemos lo que ocurre después.
Nadie se atrevería a decir responsablemente cuanto costarán la nafta y el gasoil dentro de 60 o 90 días.
Lo cierto es que desde hace seis meses y medio los ingresos en las estaciones de servicio están inmóviles y los costos crecen a un ritmo de más del 50% anual. Y los estacioneros no tienen ningún Plan Estación.Ar ni ninguna ley de Promoción de la Venta de Combustibles al Público. Todo sale de los cada vez más flacos bolsillos de estos empresarios Pymes.
¿Cuánto más se podrá tensar la cuerda?
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