Preocupación en las cámaras de estacioneros por las subas de precios

Los constantes aumentos de precios de los combustibles están resintiendo los volúmenes de venta y afectando la rentabilidad de las bocas de expendio.

Cuando los impuestos internos y las tasas nacionales que gravan a las naftas y gasóleos dejaron de ser importes ad valorem del precio de esos combustibles, se convirtieron en valores fijos, actualizados solo por el Indice de Precios al Consumidor (IPC), en forma trimestral (Impuesto a los Combustibles Líquidos e Impuesto al Dióxido de Carbono). El último ajuste fue el mes en curso, pero el gobierno, a fin de limitar una fuerte incidencia en los precios de venta al público y su efecto en los índices inflacionarios, decidió desdoblar la actualización en dos mitades; una ya aplicada en el mes en curso y otra en abril.

Por su parte las refinadoras que toman como referencia para sus precios el import parity o precio de importación, ajustan sus valores conforme la evolución del precio internacional de crudo tipo Brent y el tipo de cambio del dólar en nuestro país. Pero a fin de limitar el nivel de la suba en marzo, trasladaron solo una parte de esta incidencia a los precios de venta de los combustibles.

En conclusión se generó un “atraso” en los valores tanto por parte de los impuestos como de los productos, que algunos ubican en el 3% aproximadamente (otros incluso más). Los factores antes mencionados se verán en las pizarras de las estaciones de servicio, seguramente en la primera semana de mes próximo.

Estos aumentos se darán en un contexto algo complicado; en efecto durante el año 2018 el incremento promedio de las naftas y los gasóleos fue de casi el 70% muy por encima de la inflación del 48% y de la evolución de los salarios y la rentabilidad de las Pymes, de porcentajes diversos pero bastante inferiores a las cifras antes mencionadas. En lo que va del año en curso el aumento promedio ha sido del 3,14%. El resultado de esta ecuación era previsible: caída de las ventas. Ya van seis meses de resultados interanuales negativos; incluso las ventas en estaciones de servicio cayeron en el mes de noviembre último, nada menos que un 10%.

Esto está generando preocupación en las cámaras de estacioneros, que ven como los continuos incrementos de precios están perjudicando a los negocios.

Referentes de entidades como CECHA, la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina, señalan que desde septiembre de 2018 a hoy, el sector sufrió una caída de las ventas de 120 millones de litros mensuales en promedio.

«Las estaciones de servicio están vendiendo unos 160.000 litros menos al mes frente a los niveles de septiembre. Para funcionar bien en términos económicos, los puntos de venta deben comercializar algo más de 300.000 litros en el mismo lapso. Pero hoy la mayoría vende menos de la mitad de lo que se requiere para sobrevivir», indicó el Dr. Guillermo Lego, gerente de CECHA.

«Las naftas vuelven a aumentar en abril, en parte por la variación del crudo y del dólar, además de la cuestión de impuestos que quedó pendiente. Pero más allá de las causas, está claro que será muy negativo para el sector. La demanda está cayendo a niveles de hace cinco años y nada nos hace suponer que esto  cambiará en breve. Con otra suba, los números van a empeorar», añadió en declaraciones a la prensa.

También Raúl Castellano, Secretario de la Cámara de Empresarios del Combustible de Córdoba (CECC), opinó que las dificultades que atraviesa el segmento de los expendedores de combustibles no ha trascendido en su real magnitud porque «la disminución en las ventas que se comunica de forma oficial aparentemente es menor a la que se da en la realidad».

«La información que está dando Secretaría de Energía muestra una caída en las ventas que en las estaciones de servicio se asume mucho más profunda. El día a día es otro, es más difícil. En enero se notificó una caída de algo más del 3%, siendo que cualquier empresario hoy fácilmente habla de un 10%. No se estaría reconociendo el problema tal como es».

Mientras tanto el sector está pendiente de la evolución de las ventas que tendrán una incidencia directa en la rentabilidad de los negocios, ya bastante diezmada por los importantes gastos que genera su funcionamiento.

 

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